Constipación: qué es y cómo combatirla
La constipación, también llamada estreñimiento, es cuando el intestino se mueve muy despacio y las heces son difíciles de expulsar. Puedes sentir presión en el abdomen, hinchazón o ganas de ir al baño sin éxito. Si te pasa con frecuencia, es momento de buscar soluciones.
¿Por qué ocurre la constipación?
Hay varias causas comunes. La falta de fibra en la dieta es una de las más habituales: comer pocos vegetales, frutas o cereales integrales hace que el bolo fecal tenga menos masa y se mueva con dificultad. Otra causa es no beber suficiente agua; la deshidratación deja las heces secas y duras.
El estilo de vida también influye. Pasar mucho tiempo sentado, como en una oficina, reduce la actividad del intestino. El estrés y la ansiedad pueden alterar la motilidad intestinal, provocando estreñimiento. Finalmente, algunos medicamentos, como analgésicos opioides o antidepresivos, pueden ralentizar el tránsito.
Remedios caseros que funcionan
Antes de acudir al médico, prueba estos cambios simples. Aumenta la fibra: incluye al menos cinco porciones de frutas y verduras al día, y cambia el pan blanco por integral. Las legumbres, avena y frutos secos también son buena fuente.
Hidrátate bien. Beber al menos ocho vasos de agua al día ayuda a que las heces mantengan la consistencia adecuada. Un vaso de agua tibia con limón en la mañana puede estimular el peristaltismo.
El movimiento es esencial. Dedica al menos 30 minutos al día a caminar a paso ligero. Incluso subir escaleras o hacer pequeños ejercicios en casa ayuda a que el intestino se active.
Si te sientes sin ganas de ir al baño, no te contingentes. Reserva un momento tranquilo después de comer, siéntate en el váter y relájate. La respiración profunda y la posición de cuclillas, usando un taburete bajo los pies, facilitan la expulsión.
Los probióticos pueden mejorar la flora intestinal. Yogur natural, kéfir o suplementos de lactobacillus son opciones útiles. También puedes probar un puré de ciruelas o un vaso de jugo de albaricoque, que actúan como laxantes suaves.
Si los remedios caseros no bastan, existen laxantes de venta libre, como los de fibra (psyllium) o los osmóticos (polietilenglicol). Usa siempre la dosis mínima y sigue las indicaciones del prospecto.
En casos persistentes, es importante consultar al médico. Podría ser necesario un estudio para descartar problemas más graves, como obstrucción intestinal o enfermedades inflamatorias.
Recuerda que la constipación rara vez es señal de algo grave, pero sí indica que algo en tu alimentación o rutina necesita ajuste. Con algunos cambios simples y, si hace falta, la ayuda de un profesional, puedes volver a sentirte cómodo y regular.