Motilidad gastrointestinal: Qué es, causas y cómo mejorarla

¿Sientes que tu estómago a veces se queda trabado o, al contrario, se acelera sin control? Eso tiene que ver con la motilidad gastrointestinal, el movimiento natural del intestino que lleva los alimentos por todo el tubo digestivo. Cuando funciona bien, la digestión es suave, sin gases molestos ni urgencias inesperadas. Cuando falla, pueden aparecer estreñimiento, diarrea o malestar general.

Causas y factores que influyen

La motilidad depende de varios factores que normalmente trabajan en equipo. Primero, los músculos del intestino hacen contracciones rítmicas llamadas peristalsis. Si esas contracciones se debilitan, los residuos se mueven despacio y aparecen heces duras. Si se vuelven demasiado fuertes, el contenido avanza rápido y puede terminar en diarrea.

Los nervios también juegan un papel clave. El nervio vago controla gran parte del ritmo intestinal. Estrés, ansiedad o falta de sueño pueden alterar ese control y provocar cambios bruscos en el tránsito.

La alimentación es otro pilar. Las fibras solubles (como la avena) retienen agua y facilitan la formación de heces blandas, mientras que las fibras insolubles (como el salvado) añaden volumen y estimulan la contractilidad. Bebidas con cafeína pueden acelerar la motilidad, y alimentos grasos pueden retrasarla.En algunos casos, los medicamentos son culpables. Antidepresivos, analgésicos opioides y algunos antácidos pueden ralentizar el intestino, mientras que laxantes o antibióticos pueden provocarle un empujón excesivo.

Cómo mejorar la motilidad gastrointestinal

1. Come más fibra: Añade frutas con piel, verduras crudas, legumbres y cereales integrales a tus comidas. Si no estás acostumbrado, aumenta la cantidad poco a poco para evitar gases.

2. Hidrátate bien: Beber al menos 1,5 litros de agua al día ayuda a que la fibra haga su trabajo y evita que las heces se resequen.

3. Mueve el cuerpo: Caminatas de 20‑30 minutos después de comer activan la peristalsis. Incluso estiramientos suaves pueden marcar la diferencia.

4. Controla el estrés: Técnicas de respiración, meditación o hobbies relajantes reducen la influencia del nervio vago sobre el intestino y favorecen un ritmo más estable.

5. Planifica tus horarios: Comer a la misma hora cada día regula el reloj interno del aparato digestivo. Intenta no saltarte comidas y evita comer justo antes de acostarte.

6. Revisa tus medicaciones: Si sospechas que un fármaco acelera o frena demasiado la motilidad, habla con tu médico. A veces cambiar la dosis o el tipo de medicación arregla el problema.

7. Prueba probióticos: Algunas cepas bacterianas, como Lactobacillus o Bifidobacterium, pueden equilibrar la flora intestinal y mejorar la coordinación muscular.

Si a pesar de estos cambios sigues con problemas de estreñimiento o diarrea frecuentes, es hora de consultar a un profesional. Podría haber una condición subyacente, como el síndrome del intestino irritable, que requiere un abordaje más específico.

En resumen, la motilidad gastrointestinal es el motor que mantiene nuestro sistema digestivo en marcha. Alimentación rica en fibra, buena hidratación, ejercicio regular y manejo del estrés son los pilares para mantenerlo activo y equilibrado. Pequeños ajustes diarios pueden marcar una gran diferencia en tu bienestar digestivo.

Gaspar Medrano 3 25 sep 2025

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