Adolescentes y su salud: lo esencial que necesitas saber
La adolescencia es una etapa de cambios rápidos: cuerpo, mente y emociones se reconfiguran a toda velocidad. Para muchos padres y jóvenes, entender qué es seguro y qué no lo puede resultar confuso. Aquí te damos datos concretos y fáciles de aplicar, sin rodeos, para que los adolescentes mantengan su bienestar mientras crecen.
Medicamentos seguros para adolescentes
Cuando se trata de fármacos, la regla de oro es usar siempre la dosis indicada para la edad y el peso. Por ejemplo, el ibuprofeno funciona bien para dolores leves, pero nunca debe superar los 400 mg cada 6 horas en menores de 12 años. Los antibióticos, como la amoxicilina, solo se deben tomar con receta y terminar el ciclo completo, aunque los síntomas desaparezcan antes.
Los psicofármacos son otro tema delicado. Si un joven necesita tratamiento para TDAH, la elección de medicamentos como el metilfenidato debe ser supervisada por un especialista y revisada cada pocos meses. Lo mismo ocurre con los antidepresivos; la monitorización constante ayuda a evitar efectos adversos y a ajustar la dosis según la respuesta del cuerpo.
Hábitos y cuidados diarios
Más allá de los fármacos, los hábitos cotidianos marcan la diferencia. Dormir entre 8 y 10 horas al día favorece la concentración y regula el estado de ánimo. Un sueño irregular puede empeorar la ansiedad y afectar la absorción de algunos medicamentos, así que establezcan una rutina antes de acostarse.
La alimentación también cuenta. Incluir proteínas, frutas y verduras aporta los nutrientes que el cuerpo necesita para crecer y para que los tratamientos farmacológicos actúen de forma óptima. Eviten el exceso de azúcares y bebidas energéticas, que pueden interferir con la presión arterial y el ritmo cardíaco, sobre todo si el joven está tomando estimulantes.
El ejercicio regular, aunque sea una caminata de 30 minutos, mejora la circulación y ayuda al cuerpo a procesar los medicamentos de manera más eficiente. Además, reduce el estrés y favorece la salud mental, dos factores críticos en la adolescencia.
Si tu hijo o hija experimenta efectos secundarios inesperados, como mareos, erupciones o cambios de humor, actúa rápido: suspende el fármaco y consulta al profesional de salud. No todos los problemas se solucionan esperando; la intervención temprana evita complicaciones mayores.
En resumen, la clave está en combinar información fiable, seguimiento médico y hábitos saludables. Con estos pilares, los adolescentes pueden afrontar los retos de la etapa con mayor seguridad y confianza.