Gases intestinales: qué son, por qué aparecen y cómo calmarlos

¿Te sientes hinchado después de una comida y suena como si tu estómago estuviera a punto de explotar? Eso son los gases intestinales, una molestia muy común que suele pasar desapercibida hasta que empiezas a sentir presión, eructos o incluso dolor. No eres el único; casi todo el mundo los sufre en algún momento.

Causas más comunes de los gases

Lo primero es entender por qué se forman. Cuando los alimentos llegan al intestino grueso, las bacterias los descomponen y liberan gases como el dióxido de carbono, metano y, en menor medida, hidrógeno. Si comes rápido, tragas aire sin darte cuenta; eso también suma.

Algunos alimentos son más "culpables" que otros. Las legumbres (lentejas, garbanzos), la col, el brócoli, la cebolla y los productos integrales contienen fibras que fermentan intensamente. Las bebidas carbonatadas, los chicles y los dulces con sorbitol también pueden incrementar el volumen gaseoso.

Además, la intolerancia a la lactosa o al gluten puede causar una producción excesiva de gases, ya que el cuerpo no digiere bien esos componentes y los deja a merced de la flora intestinal.

Cómo reducir los gases de forma natural

La solución suele ser más práctica que costosa. Primero, mastica bien cada bocado; al masticar más, reduces la cantidad de aire que tragas y facilitas la digestión. Evita hablar mientras comes y trata de comer sin prisa.

Beber agua a lo largo del día ayuda a mover los alimentos y a prevenir la acumulación de gases. Un té de menta o de jengibre después de comer puede relajar el tracto digestivo y disminuir la sensación de hinchazón.

Incorpora alimentos con propiedades carminativas, como el hinojo, el comino o el anís. Un pequeño puñado de estos después de la comida puede ayudar a expulsar el gas sin dolor.

Si sospechas intolerancia, prueba una dieta de eliminación: corta temporalmente la lactosa, el gluten o los alimentos ricos en fibra y observa si los síntomas mejoran. Cuando identifiques el culpable, vuelve a introducirlo poco a poco.

El ejercicio simple, como caminar 10‑15 minutos después de comer, favorece el tránsito intestinal y reduce la presión de los gases. No necesitas un gimnasio; una breve caminata en el barrio basta.

En caso de que los gases sean persistentes y se acompañen de dolor intenso, diarrea o pérdida de peso, lo mejor es consultar a un médico. A veces pueden indicar un problema más serio como el síndrome de intestino irritable o una infección.

En resumen, los gases intestinales son una reacción normal del cuerpo, pero con pequeños cambios en la alimentación y el estilo de vida puedes controlarlos. Mastica bien, bebe agua, elige alimentos menos fermentables y mantente activo. Así encontrarás alivio sin necesidad de medicación y podrás disfrutar de tus comidas sin temor a la hinchazón.

Gaspar Medrano 0 24 jun 2025

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