Incentivos para recetar genéricos: cómo los estados fomentan el uso de medicamentos genéricos

Incentivos para recetar genéricos: cómo los estados fomentan el uso de medicamentos genéricos
Gaspar Medrano 18 dic 2025 8 Comentarios

En muchos estados de EE.UU., los médicos no deciden solos qué medicamento recetar. Detrás de cada receta para un medicamento genérico hay una política estatal diseñada para ahorrar dinero, sin sacrificar la salud del paciente. Estas políticas, conocidas como incentivos para recetar genéricos, no son sugerencias suaves. Son reglas claras, copagos más altos, y sistemas que presionan a farmacéuticos, médicos y pacientes a elegir la versión más económica de un fármaco -la misma, pero más barata.

¿Qué son realmente los incentivos para recetar genéricos?

Estos incentivos son mecanismos creados por los estados para hacer que los medicamentos genéricos sean la opción más fácil, más barata y más atractiva. No se trata solo de decirle al médico que use genéricos. Se trata de cambiar las reglas del juego: si un paciente elige un medicamento de marca, tiene que pagar más. Si un farmacéutico sustituye un genérico sin pedir permiso, puede hacerlo legalmente. Si un medicamento no está en una lista aprobada, el seguro no lo cubre -o lo cubre con un copago mucho más alto.

Todo esto nació después de la Ley Hatch-Waxman de 1984, que abrió la puerta a los genéricos en EE.UU. Pero no fue hasta que los costos de los medicamentos se dispararon en los 2000s que los estados empezaron a actuar con fuerza. Hoy, 46 de los 50 estados tienen listas de medicamentos preferidos (PDLs) para sus programas Medicaid. Estas listas definen qué fármacos se cubren con facilidad, y cuáles requieren autorización previa o copagos más altos. Si un médico quiere recetar un medicamento de marca que no está en la lista, tiene que justificarlo. Y si lo hace, el paciente paga más.

Las tres herramientas clave que usan los estados

Los estados no dependen de un solo método. Usan tres herramientas combinadas, y cada una tiene un impacto distinto.

  • Copagos diferenciales: Es la herramienta más directa. Si el genérico cuesta $5 y el de marca cuesta $40, el paciente paga $5 por uno y $35 por el otro. Esto no es un pequeño cambio: en 2000, la diferencia entre el copago de genéricos y marcas había aumentado tanto que los pacientes empezaron a elegir los genéricos por simple lógica económica. Hoy, muchos estados exigen que los copagos de genéricos sean al menos un 75% más bajos que los de marca.
  • Listas de medicamentos preferidos (PDLs): Estas listas son el corazón de los programas estatales. Un medicamento entra en la lista si es eficaz, seguro y barato. Si no está en la lista, el paciente o el médico deben pedir permiso para usarlo. En 29 estados, un comité de farmacéuticos y médicos decide qué medicamentos entran o salen. En otros, lo decide la agencia de Medicaid. Y 20 estados revisan estas listas cada año. El resultado: los genéricos dominan las recetas cubiertas por Medicaid.
  • Sustitución con consentimiento implícito: Aquí es donde la ley realmente cambia el comportamiento. En 11 estados, el farmacéutico puede cambiar un medicamento de marca por uno genérico sin pedir permiso al paciente. En los otros 39, necesita una firma. Un estudio del NIH en 2018 mostró que los estados con consentimiento implícito aumentan la dispensación de genéricos en 3.2 puntos porcentuales. Eso es más que cualquier otra política. Y si todos los estados lo adoptaran, se ahorrarían $51 mil millones al año en gastos de medicamentos.

¿Por qué la sustitución con consentimiento implícito funciona mejor?

La respuesta es simple: la gente no lee los detalles. Cuando un farmacéutico te da un medicamento y te dice "es lo mismo, pero más barato", la mayoría acepta. Pero si te pide que firmes un papel, te detienes. Te preguntas: "¿Está seguro? ¿Funcionará igual?". Ese momento de duda es donde se pierde la oportunidad.

En los estados con consentimiento explícito, muchos pacientes rechazan el genérico por miedo, falta de confianza o simplemente porque no entienden la diferencia. En los estados con consentimiento implícito, el farmacéutico lo hace por defecto. Y como los genéricos son tan seguros como los de marca -lo certifica la FDA-, el resultado es que más personas reciben el medicamento correcto, al precio correcto.

Estudios muestran que un cambio de consentimiento implícito tiene el mismo efecto que subir el precio de los medicamentos de marca en $3. Es decir: no necesitas hacer que el paciente pague más. Solo necesitas hacer que el genérico sea la opción automática.

Iconos estilizados de copagos, listas preferidas y consentimiento implícito en una oficina estatal con estilo Memphis.

Los límites de las políticas: cuando los incentivos fallan

No todo es perfecto. A veces, los sistemas diseñados para ahorrar dinero terminan dañando la disponibilidad de los genéricos.

El Programa Medicaid de Reembolsos de Fármacos (MDRP) exige que los fabricantes paguen al menos un 13% de reembolso por cada genérico vendido. Pero hay cinco escenarios en los que los fabricantes de genéricos reciben reembolsos más altos sin haber subido el precio: escasez de materias primas, fluctuaciones estacionales, aumento de costos de producción, cambios en la base de clientes, o mercados maduros donde ya no hay competencia. En esos casos, el medicamento deja de ser rentable. Y si no es rentable, el fabricante lo retira del mercado.

En 2022, un informe de Avalere Health advirtió que esto ya está pasando. Algunos genéricos esenciales -como antibióticos o medicamentos para la presión arterial- han desaparecido de las listas de Medicaid porque los reembolsos los hicieron inviables. El resultado: los estados no ahorran. Pierden acceso a medicamentos que antes eran baratos.

Además, algunos fabricantes de marcas ofrecen rebajas secretas a los programas Medicaid para que sus medicamentos sigan en las listas preferidas. Eso debilita el propósito de los incentivos: si un medicamento de marca es casi tan barato como un genérico, ¿por qué forzar el cambio?

El papel de los PBMs y los programas 340B

Entre los estados y los pacientes hay intermediarios: las empresas de gestión de beneficios farmacéuticos (PBMs). Estas compañías negocian precios con los fabricantes, crean las listas de medicamentos preferidos y deciden cuánto pagan a las farmacias por dispensar un genérico.

Algunas PBMs pagan más por dispensar genéricos. Otras penalizan a las farmacias si dispensan un medicamento de marca cuando hay un genérico disponible. Pero esto no siempre funciona. Los farmacéuticos no cambian su comportamiento por un centavo extra. Los pacientes sí lo hacen por un copago más bajo.

También está el Programa 340B, creado en 1992, que permite a clínicas y hospitales de atención a poblaciones vulnerables comprar medicamentos hasta un 50% más baratos. Pero el gobierno federal exige que los estados reembolsen a estos centros según el precio real que pagaron -no según un precio promedio. Esto complicó la administración. Algunos estados no lograron ajustar sus sistemas a tiempo, y los hospitales se quedaron sin medicamentos.

Paciente comparando un medicamento caro con uno de , ilustrado en estilo Memphis con flecha de ahorro y formas geométricas.

¿Qué está pasando ahora? El modelo de de Medicare

En 2023, los centros de Medicare y Medicaid (CMS) empezaron a diseñar un nuevo modelo: el Programa de Medicamentos de $2. La idea es simple: para los genéricos más baratos, el paciente paga exactamente $2 por receta, sin importar la marca. No hay copagos variables. No hay listas de preferidos. Solo un precio fijo, claro y fácil de entender.

Este modelo es voluntario, y solo aplica para Medicare Part D. Pero muchos expertos creen que será el modelo que los estados copien. Porque es fácil de implementar, fácil de explicar, y elimina la confusión. Si un paciente sabe que va a pagar $2 por su medicamento para la presión arterial, no se pregunta si es genérico o de marca. Solo lo toma.

¿Qué significa esto para ti?

Si eres paciente, esto significa que puedes pedir el genérico. No necesitas ser un experto en farmacología. Solo pregunta: "¿Hay una versión más barata?". Si tu farmacéutico te ofrece un genérico sin pedirte firma, es porque tu estado tiene consentimiento implícito. Acepta. Es legal. Es seguro. Y te ahorra dinero.

Si eres médico, no te preocupes por perder ingresos. Los genéricos no reducen tu calidad de cuidado. Los estudios muestran que los resultados clínicos son idénticos. Solo necesitas saber qué medicamentos están en la lista preferida de tu estado. Muchos sistemas electrónicos de recetas ya lo hacen por ti: te sugieren el genérico primero.

Si eres farmacéutico, entiende que tu rol ha cambiado. Ya no eres solo quien entrega la caja. Eres un aliado en la reducción de costos. Si tu estado tiene consentimiento implícito, actúa con confianza. Si no lo tiene, explica con claridad: "Este medicamento es igual, pero cuesta $30 menos. ¿Quiere que lo cambie?".

El futuro: más genéricos, menos confusión

Los incentivos para recetar genéricos no son una moda pasajera. Son una respuesta necesaria a un sistema de salud que gasta demasiado en medicamentos que no valen más que los genéricos.

Los estados seguirán ajustando sus listas, sus copagos y sus leyes de sustitución. Pero el camino más claro es el que ya han tomado algunos: hacer que el genérico sea la opción por defecto. No por obligación. Por simplicidad. Por claridad. Por ahorro real.

El futuro no es prohibir los medicamentos de marca. Es hacer que el genérico sea tan fácil de elegir que nadie lo duda.

¿Son los medicamentos genéricos tan efectivos como los de marca?

Sí. La FDA exige que los medicamentos genéricos tengan la misma dosis, eficacia, seguridad y forma de administración que los de marca. La única diferencia es el precio. Los genéricos contienen el mismo ingrediente activo, y se prueban en miles de pacientes antes de ser aprobados. No son "versiones baratas". Son la misma medicina, sin el costo de marketing y patentes.

¿Por qué algunos médicos siguen recetando medicamentos de marca?

A veces, por hábito, falta de información o porque el paciente lo pidió. Pero en muchos casos, es porque el medicamento de marca está en la lista preferida del estado por una rebaja secreta del fabricante. O porque el paciente tiene un seguro que no cubre genéricos. La tendencia está cambiando: los sistemas electrónicos de recetas ahora sugieren genéricos primero, y los médicos están aprendiendo que no hay diferencia clínica.

¿Puedo pedir un medicamento de marca aunque haya un genérico disponible?

Sí, pero probablemente tendrás que pagar más. En la mayoría de los estados, si eliges el medicamento de marca cuando hay un genérico equivalente, tu seguro no lo cubrirá completamente. Tendrás que pagar el copago más alto, o incluso el costo total. Algunos estados permiten excepciones médicas, pero necesitas una justificación escrita de tu médico.

¿Qué pasa si el genérico que me dan no funciona igual?

Es raro, pero puede pasar. Si notas que tu síntoma no mejora, o tienes efectos secundarios nuevos, habla con tu médico. No es culpa del genérico: puede ser que tu cuerpo reaccione ligeramente diferente a un excipiente (un ingrediente inactivo). Tu médico puede pedir una autorización para el medicamento de marca, o probar otro genérico de otro fabricante. Pero no asumas que el genérico no funciona. La mayoría de las veces, el problema no es el medicamento, sino la expectativa.

¿Los estados están haciendo esto solo para ahorrar dinero?

Sí, pero no es solo por ahorrar. Es por hacer que el sistema funcione. Si los pacientes no pueden pagar sus medicamentos, no los toman. Y eso lleva a más hospitalizaciones, más emergencias y más costos a largo plazo. Alentar el uso de genéricos no es un recorte. Es una inversión en la salud pública. El ahorro no va a las aseguradoras. Va a evitar que más personas dejen de tomar sus medicamentos.

8 Comments

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    Andrea Fonseca Zermeno

    diciembre 19, 2025 AT 00:05

    Me encanta que por fin se hable de esto sin rollos. En mi farmacia, si no te piden firmar, es porque ya saben que el genérico es igual y te ahorras un dineral. Ya no me preocupo por marcas, solo por si me siento bien con lo que me dan.

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    José Manuel Martín

    diciembre 19, 2025 AT 12:34

    ¡Oye, esto es pura magia de la salud pública! No es que estén forzando a nadie, es que están haciendo lo obvio: si algo funciona igual y cuesta 1/8, ¿por qué no elegirlo? Es como comprar el mismo café pero en taza de 2 euros en vez de 15. Nadie se queja cuando el sabor es el mismo. La FDA no miente, los genéricos no son ‘light’, son la versión sin publicidad. Y ojo: cuando un farmacéutico te lo da sin pedirte firma, no es un truco, es un servicio. Eso es inteligencia colectiva, no control. ¡Bravo por los estados que lo hacen así!

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    JULIO ANDINO

    diciembre 19, 2025 AT 16:29

    ¿Sabes qué es lo verdaderamente preocupante? Que esto no es sobre salud, es sobre control corporativo disfrazado de ahorro. Las PBMs, los fabricantes de marcas, los gobiernos… todos juegan con los mismos datos, pero nadie te dice que el 70% de los genéricos vienen de China o India, y que la FDA no inspecciona el 90% de esas plantas. ¿Crees que el ‘mismo ingrediente activo’ significa lo mismo si el proceso de fabricación es de baja calidad? No. Y cuando se acabe la oferta de genéricos baratos, ¿quién va a pagar por los medicamentos de marca? Tú. Y nadie lo dice. Porque no quieren que lo sepas.

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    Martin Dávila

    diciembre 19, 2025 AT 23:35

    ¿Y si el genérico no funciona? ¿Y si te da diarrea? ¿Y si te duelen los ojos? ¿Y si es el mismo ingrediente, pero el excipiente es... ¿tiza? ¿Así que ahora soy un burro por querer mi medicamento de marca que me funciona desde 2012? ¿Por qué no me lo dicen antes? ¿Por qué tengo que descubrirlo en el baño de mi casa? Porque nadie te avisa. Porque es más fácil decir ‘es igual’ que asumir que no lo es. Y ahora me dicen que es ‘inversión en salud pública’... ¿y si es solo un experimento con mis riñones?

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    George Valentin

    diciembre 21, 2025 AT 11:35

    Claro, claro, los genéricos son iguales... hasta que te dan uno que no te funciona y tienes que volver a la farmacia con cara de loco preguntando si es el mismo. ¿Sabes qué pasa? Que no todos los genéricos son iguales. Hay fabricantes que usan excipientes baratos, que cambian el pH, la liberación, la absorción. La FDA aprueba el ingrediente activo, sí, pero no garantiza que el cuerpo lo procese igual. En mi caso, el genérico de levo-tiroxina me dejó con taquicardia. El de marca, nada. ¿Y qué me dicen? ‘Es coincidencia’. No. Es química. Y ahora me dicen que si quiero el de marca, pague 40€ más. ¿Y si no puedo? ¿Me muero por ahorrar? No es ahorro, es eugenesia farmacéutica. Y no me vengas con ‘es por la salud pública’, porque si fuera por la salud, no habría cinco marcas de ibuprofeno con distinto efecto. ¡Esto es un casino, no un sistema de salud!


    Y encima, los PBMs se llevan el 20% del ahorro y lo usan para pagar bonos a sus ejecutivos. ¿Crees que el estado realmente ahorra? No. El dinero se va a parar en cuentas offshore. Y tú, pobre paciente, te quedas con la factura, el estrés y el miedo a que el próximo genérico te mate. ¿Por qué no se investiga esto? Porque no hay dinero en denunciarlo. Solo en vender más genéricos. Y yo, que solo quería curarme, me convertí en un conejillo de indias.


    Y lo peor: los médicos ya ni se molestan en explicar. Si el sistema sugiere genérico, lo recetan. Sin preguntar. Sin revisar tu historial. Sin pensar. ¿Y tú crees que eso es ético? ¿Que eso es medicina? No. Es automatización de la negligencia. Y si te quejas, te llaman ‘anti-ciencia’. ¡Yo no soy anti-ciencia! ¡Soy anti-engaño!


    Y por cierto, el modelo de $2 que mencionan... ¿y si ese $2 es el precio de un genérico que ya no existe? ¿Y si lo sustituyen por uno peor? ¿Y si el sistema no tiene stock y te dan algo que no es ni siquiera genérico, sino una copia pirata de un laboratorio de Tailandia? ¿Quién lo verifica? ¿La FDA? ¿Con qué recursos? ¿Con los que les dan cuando los hospitales se quedan sin insulina porque el genérico se agotó y nadie lo fabrica porque no da beneficio? ¡Eso no es ahorro! ¡Eso es suicidio colectivo disfrazado de política!


    No me vengas con ‘es por la salud pública’. La salud pública es que tú, en tu casa, puedas tomar tu medicamento sin miedo. Sin dudas. Sin tener que elegir entre comer o medicarte. Pero aquí, lo que hay es una máquina que prioriza el balance contable sobre tu vida. Y eso... eso no es un incentivo. Es una sentencia.

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    Ana Elrich

    diciembre 22, 2025 AT 04:31

    Me encanta cómo lo planteas, George, pero no olvidemos que la mayoría de los pacientes no tienen acceso a múltiples genéricos ni a un farmacéutico que les explique. En muchos barrios, hay una sola farmacia, y si el genérico que traen es el único disponible, no tienes opción. Lo que necesitamos no es más incentivos, es más transparencia: que se publiquen los datos de cada lote, el fabricante, el país de origen, y los estudios de bioequivalencia reales. Que no solo digan ‘es igual’, sino que lo demuestren. Y que si hay una variación significativa, se retire automáticamente. No es paranoia, es responsabilidad. Y si el sistema quiere que los genéricos sean la opción por defecto, que lo haga con ética, no con escondites. ¡No es solo ahorrar, es confiar!


    Además, ¿por qué no se exige que los PBMs revelen sus acuerdos secretos con las marcas? Si un medicamento de marca está en la lista porque el fabricante le dio un ‘rebate’ oculto, eso es corrupción. No es política de salud. Es negocio. Y si los estados no lo investigan, están siendo cómplices. Necesitamos auditorías independientes, no más listas que nadie entiende.

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    carol galeana

    diciembre 24, 2025 AT 00:04

    ¿Y qué pasa con los pacientes que tienen alergias a excipientes? ¿Sabes cuántos genéricos contienen lactosa, gluten, o colorantes que no aparecen en la etiqueta porque ‘no son ingredientes activos’? ¿Y si tu hijo es diabético y el genérico tiene sacarosa en la formulación? ¿Y si tu anciana madre no puede tragar la cápsula porque el lubricante es diferente? ¿Crees que la FDA revisa eso? No. Solo revisa el ingrediente activo. El resto es ‘propiedad comercial’. Así que sí, George tiene razón: esto no es salud. Es una lotería con tu vida. Y si te toca el genérico malo, te toca morir. Porque nadie te avisa. Porque nadie te da alternativas. Porque el sistema no quiere que lo sepas. Solo quiere que pagues menos… y te callés.

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    jeannette karina villao leon

    diciembre 25, 2025 AT 02:38

    El modelo de $2 es la única solución inteligente. Sin excepciones. Sin listas. Sin firmas. Solo un precio fijo. Así nadie duda. Así todos toman lo que necesitan. Punto.

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